Psalms 80
Para la fiesta de los Tabernáculos
1 ▼▼1. Acerca de la nota por el tono... los lagares, véase Salmo 8, 1 y nota. El rebosante júbilo de este Salmo manifiesta su carácter de himno recordatorio de las grandes maravillas de la salida de Egipto, aludiendo a la fiesta de los Tabernáculos (cf. Números 29, 12 y nota) y otras (cf. versículo 4 y nota), pues se entiende aquí todo el periodo del Éxodo que suele llamarse “día de la salida de Egipto” (Jeremías 7, 22 s.). Su fin es además didáctico: enseñar la fidelidad para con el Señor que ha colmado de bienes a su pueblo.
Al maestro de coro. Por el tono de Hagghittoth (los lagares). De Asaf. 2Regocijémonos delante de Dios,
nuestro Auxiliador;
aclamad con júbilo al Dios de Jacob.
3Entonad himnos al son del címbalo,
la cítara armoniosa y el salterio.
4 ▼
▼4. Novilunio: “La luna señala los días festivos... de ella ha tomado nombre el mes” (Eclesiástico 49, 7 s.). Cf. Salmo 103, 19 y nota. Aquí significa el primero del mes de Tischri, que se celebraba con solemnidad especial por ser el comienzo del año nuevo, y se llamaba Fiesta de las Trompetas (Números 29, 1; 10, 10; Levítico 23, 23-26). He aquí un punto de gran interés para la reforma del calendario, pues fue establecido por Dios (versículo 5).
Tocad la trompeta en el novilunioy en el plenilunio, nuestro día de fiesta.
5 ▼
▼5 s. Israel, Jacob y José: Parecen usarse aquí como sinónimos para significar a todo el pueblo de Israel. Cf. Salmo 79, 1 s. y notas.
Porque esta es ley en Israel,prescripción del Dios de Jacob.
6 ▼
▼6 ss. No se trata de que Israel oyese entonces la ignorada lengua egipcia. Es el salmista quien, hasta el fin del Salmo, va a trasmitir a su pueblo, como una profecía, la voz de Dios que él escuchó.
Como rito recordatorio,la impuso Él a José,
cuando salió (Él) contra la tierra de Egipto.
Oyó entonces (este) lenguaje
nunca escuchado:
7 ▼
▼7. Libré: Es Dios quien habla y el salmista lo refiere; por eso se menciona al pueblo en tercera persona. Recuerda la servidumbre de Egipto, donde tenían que hacer trabajos propios de esclavos (Éxodo 1, 8-14; 2, 23-25).
“Libré sus hombros de la carga,y sus manos dejaron los cestos.
8 ▼
▼8. Desde aquí hasta el final habla Dios directamente a su pueblo por boca del salmista. La nube tempestuosa alude a la aparición de Dios en el monte Sinaí (Éxodo 19, 9), Las aguas de Meribá (o de la contradicción): así se llama la célebre estación del desierto donde murmuraron los israelitas contra Dios por falta de agua (Éxodo 17, 1-7). Allí mismo fue donde Moisés incurrió en la única sanción de Dios que mereció en su santa vida (Números 20, 2-13), por culpa que el mismo Yahvé imputa al pueblo (Salmo 105, 32).
En la tribulación me llamaste,y Yo te saqué;
te respondí escondido en la nube tempestuosa,
te probé en las aguas de Meribá.
9 ▼
▼9. Admiremos la suavidad paternal de Dios: pudiendo mandar, suplica, y solo impone preceptos para nuestro bien (cf. Salmos 24, 8; 48, 1; 77, 1; 94, 8 y notas).
Oye, pueblo mío, quiero amonestarte.¡Ojalá me escucharas, oh Israel!
10 ▼
▼10 s. Es el primer mandamiento (Éxodo 20, 3). “Abre bien tu boca” (versículo 11): Tan asombrosa benevolencia no puede sorprender de parte de un Padre para con sus hijos. Pero es necesario abrir bien la boca: desear, tener hambre, ponerse en estado de recibir. ¡Solo pierde los dones de Dios el que los desprecia! (cf. Lucas 1, 53; Salmo 33, 11; Mateo 5, 6; Juan 4, 10; Salmo 32, 22, etc.). Israel cayó porque no tuvo esa hambre de las cosas de Dios y su apetito se abrió más al plato de lentejas de los paganos que a los privilegios de la primogenitura que Él le había dado (versículo 13 y nota).
No haya en ti ningún otro Dios;no te encorves ante un dios ajeno.
11Soy Yo Yahvé el Dios tuyo,
que te saqué de la tierra de Egipto.
Abre bien tu boca, y Yo la llenaré.
12 ▼
▼12. Meditemos en la infinita amargura de este lamento divino. Es el mismo de Jesús en Juan 5, 40.
Pero mi pueblo no escuchó mi voz,e Israel no me obedeció.
13 ▼
▼13. ¡No hay peor castigo que esa libertad que con tanto ahínco defendemos! (cf. Hechos 14, 15). El Señor los dejaba entregarse a sus vicios y concupiscencias como los paganos, cuyos “gimnasios” imitaron (I Macabeos 1, 15 s.; II Macabeos 4, 9 ss. y notas), de manera que cosechasen frutos muy amargos (Romanos 1, 28).
Por eso los entreguéa la dureza de su corazón:
a que anduvieran según sus apetitos.
14 ▼
▼14 ss. Este anhelo y estas promesas que Dios formuló a Israel “muchas veces y de muchas maneras por los profetas” las repitió últimamente “por su Hijo, a quien constituyó heredero de todo” (Hebreos 1, 1 y 2; Romanos 15, 8). Su desprecio y rechazo fue lo que hizo llorar a Cristo sobre Jerusalén porque ella no había conocido el tiempo de su visita (Lucas 19, 41-44; cf. Mateo 23, 39). Y todavía los apóstoles volvieron a reiterarle ese llamado (Lucas 13, 6 y nota): véase el gran discurso de San Pedro dirigido a Israel (Hechos 2, 12-26 y notas).
¡Ah, si mi pueblo me oyera!¡Si Israel siguiera mis caminos!
15Cuán pronto humillaría Yo a sus enemigos,
y extendería mi mano
contra sus adversarios.
16 ▼
▼16. Los enemigos se someterían al Dios de Israel y entonces el pueblo escogido viviría para siempre en una paz y felicidad maravillosas. Trasciende aquí el reino mesiánico. Cf. Baruc 3, 13; Salmo 71, 7 y nota.
Los que odian a Diosle rendirían homenaje,
y su destino estaría fijado para siempre.
17 ▼
▼17. En sentido figurado, la Liturgia aplica al Pan eucarístico las palabras sobre la flor de trigo y pone este versículo en el Introito que se reza en la Misa del Santísimo Sacramento (Corpus Christi). Cf. Salmo 147, 3.
Yo le daría a comer la flor del trigoy lo saciaría con miel de la peña.”
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